15 ene 2009

Escepticismo o no sé como llamarlo

Hoy es un día más, un día cualquiera de Enero y por fin me animo a escribir después de haber pasado dos semanas debatiéndome entre la necesidad y la desidia. Necesidad de expresar mis “sentires” y desidia ante una situación tan atroz como cotidiana. Me refiero a esas noticias tan sangrantes que circulan por los medios y a las que por desgracia estamos tan acostumbrados. Hoy es Gaza, ayer fue Líbano o Irak, mañana será cualquier otro lugar olvidado del planeta en el que hemos tenido la suerte de no nacer. Duele, duele mucho, pero es así.
Mi desidia no es pereza, ni desinterés, es cansancio, hastío de un mundo en el que solo rigen los intereses de unos pocos. Todo se reduce al poder del dinero, de las grandes corporaciones. A políticas…¿Qué nos extraña tanto? ¿Qué nos sorprende? ¿Acaso los horrores que está soportando Gaza, no eran de esperar? Podría pasarme líneas y líneas con muchas mas preguntas, pero todos sabemos las respuestas. El grande siempre devora al pequeño y ahora era el momento de hacer una demostración, puesto que próximamente Israel llama a urnas a sus ciudadanos y Yankilandia y la gran esperanza negra siguen en periodo de transición. Yo no entiendo de política, mi cultura en este campo como en otros no es muy extensa. No me interesa la política, no me puede interesar, desde el momento en que muere una sola persona, un niño, una mujer, un hombre, en defensa de un territorio, de unas ideas, de una religión. No entiendo nada y solo me queda posicionarme al lado del más débil, el pueblo palestino y culpo al monstruo Israel y a su creación Hamás.
No sé… la vida humana parece no tener valor en demasiados lugares del planeta Somalia, Afganistán, México, Eritrea, Irak, Congo y tantos otros. Y sí, siento asco y necesidad de decirlo, de un mundo plagado de diferencias, depredadores humanos, incluso oportunistas. Y rabia, porque dentro de unas semanas, unos meses, cuando el hastío de la información repetitiva, los telediarios, los informativos, los periodistas, los lectores, los espectadores… se apodere de nosotros, miraremos hacia otro lado y en Palestina seguirán muriendo niños…como en tantos otros lugares olvidados del planeta.

9 comentarios:

magofez dijo...

Hay 47 guerras activas en el planeta, con sus gazas y con sus israelitas. A mi no me afecta más de lo normal, no me despierta más horror del normal, de cada día. Seré un cabrón, no lo sé, pero me afectan más otras cosas más cercanas. Sorry.

biquiños!

Isabel dijo...

Bueno querido, pues bienvenido al club de las/os cabrones del mundo (ya somos dos).
Creo que has entendido perfectamente lo que intentaba trasmitir. no entiendo tanto escandalizarse la gente con las grandes tragedias (anunciadísimas, por cierto) y luego olvidar en dos segundos…tampoco entiendo que tras manifestarse miles y miles de personas en el mundo AI no llegue a las veinte mil firmas ( al menos ellos igual pueden conseguir algo, que otras veces ya lo han logrado con otras causas) y estas y otras razones me llevan a pensar en las muchas y diferentes poses…Todas las vidas, todas, una sola, todos los sufrimientos, las desgracias… merecen la empatía del ser humano y no solo las grandes tragedias.

Besos/ Bicos.

Anónimo dijo...

Esa última frase me hace recordar el accidente del avión de Spanair. Cada día mueren personas en las carreteras y sin embargo no se les hace funerales de Estado.

Y es triste pero, sin los atentados del 11M nadie se hubiera acordado de los No a la guerra contra Irak.

Isabel dijo...

Hola Silvia. Perdona mi tardanza en contestar, es que vuelvo a estar tonta de salud.
Es muy cierto lo que apuntas y es que vende mucho el sufrimiento colectivo, demasiado… Y es verdad que ante las grandes desgracias, catástrofes, guerras, etc, es humano sentir empatía, simpatía, rabia, sociabilidad, pero de ahí a dolor (como tal) hay demasiada distancia, mucha. Somos egoístas, ignorarlo nos lleva a no recorrer la distancia y sentirnos mejor… y es que existe el hecho de querer sentirse humano, reconfortarse, justificar el egoísmo y su mezquindad. No obstante no es verdad, por mucho que lo adornemos y solo sirve para falsamente hacernos sentir mejor. El dolor, el sufrimiento, como tales, solo se sienten cuando tocan de plano y dan en la diana o cerca muy cerca, lo demás son meros reflejos.

Sí que es triste y también verdad, una gran verdad. El no a la guerra estuvo muy inducido por el miedo a la amenaza islamista y es por entonces ya nos estaba tocando de cerca.
Una clara muestra del cerca y lejos…

Besos.

Ángela dijo...

Yo también siento asco, Isabel, pero mira, Wilde tiene razón, como siempre. Debe ser que nos están inmunizando contra tanta tropelía.
Aunque en el fondo hemos de reconocer que nos duele. Los seres humanos nos movemos constantemente entre contradiciones. Cada día entiendo menos la vida. Qué pena.

Un beso.

Isabel dijo...

Hola Angelusa. Así es, tal como lo explicas. No hay más porque lo has dicho todo. Gracias por pasarte.

Besos.

ARMONIA INDIGO dijo...

Sí que podemos hacer, transmutando nuestra forma de ver el mundo, no se trata de mirar para otro lado, sino de mirar de otra forma a como quieren que veamos, de actuar de forma consciente... a las guerras (a todas, las internas y las externas), los odios hay que responderles con Amor, que cada cual mire en su interior y se deje guiar por lo que su corazón le diga, de esta forma el mundo empezará a cambiar, nosotros hemos generado la violencia actual pues formamos parte de la conciencia colectiva, cambiemos y dicha conciencia empezará a cambiar, generemos belleza en nuestro corazón, en nuestras acciones y estaremos sembrando semillas que germinarán en cada ser humano.
Hay mucha gente, más de lo que nos imaginamos, que dan su vida por los demás apoyémosles, dejemos de leer las noticias pesimistas, en el mundo hay noticias para la esperanza aunque no nos la quieran mostrar en los telediarios...
Si todos nos fundimos en un cálido y pacífico abrazo no habrá resquicio para el odio.
Ánimo pues somos muchos los que luchamos por un mundo mejor.
Dejemos los enfados para otro momento pues en este, hay mucho por hacer...

Un beso

Isabel dijo...

Hola Armonía!

Ante todo pedirte disculpas, pues no había reparado en tu comentario, da ahí la tardanza en contestarte.

Bueno; yo no hablo de mirar para otro lado, no al menos en mi caso particular. Hablo de la sensación que me deja la conciencia colectiva, de mucho ruido y pocas nueces. De escandalizarse, sorprenderse y demás, sólo ante situaciones desgarradoras y casi siempre mediáticas (por otro lado bastante anunciadas y predecibles. como el caso de Gaza), olvidando o no recordando tantísimos lugares, donde el sufrimiento, las injusticias, las guerras, el hambre…campan a sus anchas.
Hablo del poco valor que se le otorga a la vida en demasiados lugares olvidados del planeta. De la sensación que me queda de actuar únicamente cuando los poderes mediáticos nos bombardean.

Es bonito lo que dices de responder con amor, no obstante yo creo que es una utopía…aún somos humanos, por lo tanto defectuosos.
Me gustaría creer que el mundo puede cambiar en virtud de una hipotética conciencia colectiva, ya no guiada por lo que el corazón diga, sino por la propia responsabilidad que es muy capaz de distinguir entre el bien y el mal, pero me cuesta. No es cuestión de pesimismo, ni optimismo, sino de realidad. Y ella nos muestra que el egoísmo no tiene límites, que el mundo esta en poder de unos cuantos que son los que tienen el dominio económico en sus manos y a favor de ese dominio o en contra bailamos los demás, no porque queramos, sino porque nos hacen danzar.

Claro que hay mucha gente que ayuda a los demás, muchísima, y es motivo de alegría. Al igual que hay muchísima que aplasta, muchísima que es indiferente, muchísima que mira para otro lado… y yo no quiero obviar eso, porque viendo sólo lo positivo niego lo negativo y negándolo le estoy dando cancha, le dejo campo libre y no es esa mi forma de sentir.
Por ultimo; no es malo, ni mucho menos, mostrar enfado o ira, por el contrario es necesario, para todo, crecimiento personal, aceptación de los sentimientos y especialmente como revulsivo a las injusticias…y las guerras, todas, lo son.
Hay miles de tonalidades entre el rosa y el negro y yo no quiero negarme ninguna.

Agradezco tu comentario y punto de vista.

Un beso.

ARMONIA INDIGO dijo...

Hola Isabel,
es una actitud que te honra como persona sentir el sufrimiento ajeno.

Lo bueno de las utopías es que son realizables si nos lo proponemos, cuando aprendamos a sentir con otros ojos empezaremos a dejar de sufrir. Cuando hablas de realidad a cuál de ellas te refieres, a la que te cuentan, a la que tu mente te quiere mostrar, la que ven tus ojos, la que siente tu corazón...

La gente mira para otro lado por no mirarse en su interior, es cierto que siempre ha habido guerras, represiones, odios..., pero siempre han tenido un trasfondo económico, creemos que el dinero nos hace más fuertes, más poderos y nos da el dominio para pisar a los demás, no parece que el ser humano a pesar de su artificial desarrollo tecnológico haya avanzado mucho en este sentido, sigue siendo válido a pesar de los milenios transcurridos. Es hora de empezar a cambiar todo esto, sabes, cuando somos niños todo lo vemos con otros ojos y creemos que podemos vivir en otro mundo, poco a poco con “educación” nos van enseñando a ser engranajes para mantener el sistema, a ser miedosos, inseguros…, nos castran en cierta medida pero, nos hacen sentir bien porque tienen las drogas adecuadas para esto y para todos sus innumerables efectos secundarios…, volvamos a la niñez, nuestra verdadera patria, somos creadores y en nuestras manos está el futuro y, éste será como lo imaginemos y creamos hoy.

Los “poderosos” existen porque seguimos alimentándoles con nuestros pensamientos, dejarán de existir cuando dejemos de pensar en ellos, al igual que el fuego se extingue si dejamos de añadir leña. Todo lo material está construido de forma artificial como un castillo de naipes, con una ligera brisa se viene abajo, es tiempo de soplar todos al unísono, venga tienes nuestro soplo, el de tus amigos, el de tus seres queridos, el de todos esos seres que sufren y nos esperan con los brazos abiertos y una sonrisa en los labios a pesar de que no tienen ni fuerzas para soplar…

Un beso
Námaste