Cada día aprendemos algo nuevo, eso es evidente. Cada día algo nos sorprende, algo nos inquieta, algo nos motiva, algo nos preocupa, algo nos enamora, algo nos desencanta, algo nos duele y algo nos alegra.
Últimamente alguien me sorprendió, me motivó, me encantó y me alegró. Ella es Nuria la sobrina de una buena amiga. El veintiuno de enero sufrió un gravísimo accidente de tráfico, que a sus dieciocho años la ha mantenido en un grave estado de salud, sumida en la semiinconsciencia. Durante estos más de dos meses, he compartido con su tía muchos, muchísimos momentos, amargos, resignados, tristes, desesperados e incluso alegres.
Hace unas noches, cuando menos lo esperaba sonó mi móvil, era Mili (normalmente, hablamos a diario), pensé que me iba a contar que tal le había ido el día y por saber como ando de mis cosas, tras cruzar un breve saludo me dijo: niña espera que alguien te quiere saludar…Fue la hostia…alguien al otro lado me decía: hola guapa, te quiero mucho…Ufff que de sensaciones y emociones. Nuria aún no tiene total coherencia, pero si mucho amor, cariño por dar y recibir, no tengo palabras para describir todo lo que sentí, sí puedo decir que lloré de alegría,(cuestión, difícil en mi, ya que no soy nada dada a llorar…Si acaso, de rabia) que fui feliz, que agradecí, reí…Simplemente fue genial.
Es increíble que un ángel (si es que existen) me diera ánimos a mí un demonio, que cree estar de vuelta de todo…cuando no es así.
Gracias Milagros por llamar y sobre todo gracias Nuria por la lección que me has dado, gracias.
Siempre aprendiendo.
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