El sin sentido de las situaciones. Las cosas que me superan. La vida que me devora. Las explicaciones que me tazmanian. La inconsciencia de las letras. Las mentiras que nos creemos. Las verdades que fabricamos. Los juicios que emitimos. Mis circunstancias que son las que me preocupan. Mi universo que soy yo. Mi realidad que me duele. Mi quietud que me mata. Los consejos que no quiero. El amor que no me tengo. Lo que tanto me molesta del otro y no es más que mi propio reflejo que no quiero ver.
Y eso que no tengo que escribir y escribo y que solo es mi verdadero yo sin la sombra de mi personaje, como diría Moisé la mierda que tiene que salir de mi cuerpo. Sí; por eso escribo para liberar mi mente y mi ánimo, para dejar testimonio de mis reacciones y sensaciones, para que quien me lea pueda dejarme su versión y aportarme un nuevo prisma.
21 sept 2008
5 sept 2008
Miradas.
Cuando la desesperación es la única amiga que le queda.
Cuando el desasosiego camina por su vida haciendo estragos en su espíritu.
Cuando esa dama altanera, la incertidumbre va arrasando a su paso minándole el terreno.
Cuando la esperanza pierde su brillo, haciéndose tan opaca que parece negra. Cuando la adversidad destaca y el dolor ya no duele.
Cuando todo esta perdido y bien poco importa vivir o no.
Entonces, ni su propia voluntad ni ninguna fuerza oculta pueden ayudarla.
Exclusivamente podrán los ojos de ellos, de esas dos personas que componen su universo ella y él… o el reflejo de su propia mirada en la de ellos.
Solo sus miradas cariñosas, tristes, suplicantes, solidarias, entusiastas, enternecedoras y únicas solo, ellas la amarran a la vida.
Y el negro sigue siendo tan oscuro como siempre y la angustia no se evapora y la desazón la sigue acompañando, pero su furia aumenta y se vuelve a agarrar con fuerza al camino porque tiene la certeza de que a ellos les importa y la evidencia del amor correspondido.
Y es que las miradas nunca mienten y mientras ellas no mientan la vida tendrá sentido…a pesar de todo.
Cuando el desasosiego camina por su vida haciendo estragos en su espíritu.
Cuando esa dama altanera, la incertidumbre va arrasando a su paso minándole el terreno.
Cuando la esperanza pierde su brillo, haciéndose tan opaca que parece negra. Cuando la adversidad destaca y el dolor ya no duele.
Cuando todo esta perdido y bien poco importa vivir o no.
Entonces, ni su propia voluntad ni ninguna fuerza oculta pueden ayudarla.
Exclusivamente podrán los ojos de ellos, de esas dos personas que componen su universo ella y él… o el reflejo de su propia mirada en la de ellos.
Solo sus miradas cariñosas, tristes, suplicantes, solidarias, entusiastas, enternecedoras y únicas solo, ellas la amarran a la vida.
Y el negro sigue siendo tan oscuro como siempre y la angustia no se evapora y la desazón la sigue acompañando, pero su furia aumenta y se vuelve a agarrar con fuerza al camino porque tiene la certeza de que a ellos les importa y la evidencia del amor correspondido.
Y es que las miradas nunca mienten y mientras ellas no mientan la vida tendrá sentido…a pesar de todo.
2 sept 2008
Diferencias parecidas o idénticas
Constantemente, a pocos pasos, me sorprendo a mí misma diciendo lo egoísta que soy…supongo que es mi parte consciente la que mete los dedos para que no olvide que la generosidad es egoísta en sentimientos, afectos y por supuesto emociones.
Nunca doy nada porqué sí, sino porque voy a obtener mi jodida recompensa. Recompensa que tiene diferentes nombres…como el bienestar que me reporta dar sin esperar nada a cambio. Simplemente porque me siento mejor conmigo misma. (Esta es la más altruista de las emociones que me da la generosidad).
Luego están otras mucho más arcaicas, como la contrapartida (dar para recibir o dar porque he recibido). Contabilidad perfecta. El mismo perro con diferente collar. Nunca ha ido más al dedo en generosidad la frase de “siembra y recogerás”. Y yo no soy diferente ni especial, pero si quizá consciente. Cada día estoy más convencida que el egoísmo y la generosidad van cogidos de la mano y se hacen difíciles de diferenciar. No es lo mismo, pero es igual.
Nunca doy nada porqué sí, sino porque voy a obtener mi jodida recompensa. Recompensa que tiene diferentes nombres…como el bienestar que me reporta dar sin esperar nada a cambio. Simplemente porque me siento mejor conmigo misma. (Esta es la más altruista de las emociones que me da la generosidad).
Luego están otras mucho más arcaicas, como la contrapartida (dar para recibir o dar porque he recibido). Contabilidad perfecta. El mismo perro con diferente collar. Nunca ha ido más al dedo en generosidad la frase de “siembra y recogerás”. Y yo no soy diferente ni especial, pero si quizá consciente. Cada día estoy más convencida que el egoísmo y la generosidad van cogidos de la mano y se hacen difíciles de diferenciar. No es lo mismo, pero es igual.
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